El valor agregado se define, en su forma más simple, como la diferencia entre el precio de un producto y el de los insumos necesarios para su fabricación. El producto interno bruto (PIB) se puede entender como la suma del valor agregado de toda la actividad de un país. Este indicador es uno de los más utilizados para describir la salud de una economía, todo va bien cuando el PIB crece, si retrocede durante un cierto período es una catástrofe: la recesión.
Esta respuesta, aparentemente evidente, es superficial. Adam Smith, David Ricardo y la mayoría de los economistas clásicos concibieron sus teorías del valor estableciendo una estrecha relación entre el precio de un producto, el trabajo invertido en fabricarlo y la utilidad que un bien o servicio representa para el hombre. En estos términos, la acumulación de valor agregado y el crecimiento del PIB reflejarían un aumento real en la calidad de vida. Eso ha cambiado, la medición moderna de la economía es mucho más compleja y refinada, aunque no por ello es más exacta. Hoy es posible “crear” valor agregado de maneras que nada tienen que ver con el aumento del bienestar colectivo.