Entendiendo la desigualdad educacional como el grado en el que el nivel socioeconómico de los estudiantes está relacionado con su rendimiento educacional, la desigualdad educacional Chile es alta. En vista del debate sobre desigualdad conviene discutir tres preguntas: 1) ¿Es Chile el país con mayor desigualdad educacional? 2) ¿Cuál es el rol de la escuela en esta desigualdad? y 3) ¿Qué puede hacer la escuela para corregir la desigualdad educacional en Chile? Chile figura entre los países con mayor desigualdad educacional, pero es, según la evidencia internacional, la desigualdad en las experiencias extra-escolares las que más determinan la desigualdad educacional. Esto se debe a que las desigualdades ya existen antes que los niños entren a la escuela y que las desigualdades crezcan con más fuerza en los meses de verano, cuando el sistema escolar ha cerrado sus puertas. No obstante, la escuela puede jugar un rol importante en reducir la desigualdad educacional en tanto se le comprenda como una política de redistribución o una política pública compensatoria. Si las mejores oportunidades educacionales se destinan a los alumnos con mayores necesidades por aprender, la escuela avanzaría en reducir la desigualdad educacional. En Chile, lamentablemente, la escuela está lejos de ser compensatoria.
Revisemos las respuestas a estas preguntas con más detalle.
En primer lugar, ¿es Chile el país con mayor desigualdad educacional? Depende cómo se mide, pero de los 57 países que participaron en la prueba de conocimientos PISA 2006, Chile está entre los países con mayor desigualdad educacional junto a los demás países latinoamericanos y otros países de la OCDE como Hungría, Bélgica y Alemania (1). En términos concretos, más del 25% de la varianza en el rendimiento de los alumnos en matemáticas se explica por su nivel socioeconómico. A modo de comparación, en los países con menor desigualdad educacional según PISA 2006 el nivel socioeconómico no explica más que el 10% de la varianza en resultados en la prueba PISA de matemáticas. Tal es el caso de Noruega, Canadá, Finlandia y Japón.
¿Cuál es el rol que juega la escuela en esta desigualdad? Si bien en Chile no existen estudios que apunten a responder específicamente esta pregunta, la evidencia internacional señala que la escuela juega un rol, pero de ningún modo es el único determinante. Las experiencias de los alumnos fuera de la escuela son más importantes en definir la desigualdad educacional que las experiencias propias de la escuela. Esto es porque la variación en la calidad del ambiente escolar es menor a la variación que existe en las experiencias extra-escolares de los alumnos. Para llegar a esta conclusión sirve analizar qué pasa con la desigualdad educacional cuando los alumnos no están en la escuela.
En el momento en que los niños entran al primer día de clases de su vida ya existen importantes diferencias socioeconómicas en relación a su desarrollo lingüístico y social. Cuando los niños tienen dos años ya existen importantes diferencias en su desarrollo cognitivo. Incluso cuando los niños tienen recién nueve meses de edad ya existen importantes diferencias por nivel socioeconómico en su desarrollo psicomotor. Estas desigualdades – que se traducen directamente en desigualdades educacionales cuando los niños entran a la escuela – existen antes de cualquier intervención escolar. La escuela no puede ser culpable de esta desigualdad (2).
Una vez que los niños entran a la escuela, es durante las vacaciones cuando las desigualdades en educación más aumentan. Estudios que miden el rendimiento educacional de los alumnos a la entrada del año escolar, a la salida del mismo año escolar y al comienzo del siguiente año escolar concluyen que es durante el verano, cuando la escuela ha cerrado sus puertas, que los alumnos de menor nivel socioeconómico decaen en su rendimiento escolar mientras que los de nivel socioeconómico más alto lo mantienen (3).
Si bien durante el año escolar alumnos de distintos niveles socioeconómicos aprenden a una velocidad relativamente similar – tal que aquellos alumnos que entraron con desventaja la mantuvieron – la desigualdad educacional puede aumentar cuando las oportunidades educacionales ofrecidas a alumnos de diferente nivel socioeconómico son diferentes. ¿Cuáles son las oportunidades educacionales que más afectan la desigualdad educacional? De todos los factores escolares que inciden en el rendimiento educacional son los profesores y los compañeros de curso y colegio los que más inciden en el aprendizaje de los alumnos. Si alumnos de mejor nivel socioeconómico tienen acceso a mejores profesores y compañeros con mejor rendimiento escolar, la escuela va a aumentar la desigualdad educacional. Este es sin duda el caso de Chile: los mejores profesores se concentran en los colegios particulares pagados y hay gran homogeneidad socioeconómica dentro de cada escuela.
Teniendo esto último en cuenta, ¿qué pueden hacer las escuelas para reducir la desigualdad educacional? A pesar de no ser los grandes culpables de la desigualdad educacional, las escuelas pueden jugar un rol muy importante en reducir las desigualdades que los niños traen al momento de entrar a la escuela. Para eso hay que entender la escuela como una política compensatoria. Esto es, que al menos durante la educación básica y pre-básica, la escuela se preocupe de reducir las diferencias en rendimiento educacional de manera que los alumnos que mayor desventaja traen al entrar a la escuela – aquellos que más necesidades tienen por aprender – son los que reciben más y mejores oportunidades educacionales.
En Japón, por ejemplo, conciben los primeros años de escolarización como un proceso compensatorio (4). Durante la educación básica el sistema escolar se entiende como la oportunidad de eliminar o al menos reducir las brechas iniciales. Una vez pasada la educación básica, las oportunidades para aprender se distribuyen según el rendimiento educacional, que para ese entonces ya está solo ligeramente relacionado con el nivel socioeconómico. En los países nórdicos la solución a la desigualdad educacional pasa, entre otras cosas, por la provisión de una educación preescolar universal de gran calidad que corrige a temprana edad las desigualdades.
Finalmente y en términos más generales, ¿cómo puede en Chile reducirse la desigualdad educacional? Según lo discutido en esta columna, hay dos formas que no son en ningún caso excluyentes. Primero, distribuyendo las oportunidades educacionales de manera compensatoria. Esto significa, por ejemplo, que los mejores profesores de educación básica le enseñen a los alumnos más vulnerables. Sin embargo, la institucionalidad escolar en Chile atenta contra este objetivo: es muy difícil que los mejores profesores le enseñen a los alumnos que más lo necesitan. Estos alumnos están concentrados en las escuelas municipales y son estas las que menos recursos tienen para atraer a mejores profesores. La propuesta de la subvención escolar preferencial, que gradúa la subvención escolar que reciben las escuelas por alumno según el nivel socioeconómico de estos, es ciertamente un paso en la dirección correcta. Se necesitan, sin embargo, pasos más decididos para reducir la desigualdad educacional.
La segunda manera de reducir la desigualdad en educación se deriva de pensar la desigualdad educacional no como un problema estrictamente educacional, sino como reflejo de las desigualdades que existen fuera de la escuela. Si la desigualdad en educación existe antes que los niños entren a la escuela y aumenta principalmente fuera de la escuela, para disminuirla hay que disminuir la desigualdad que existe en las experiencias extra-escolares de los alumnos. Para eso se requieren políticas más profundas que igualen las condiciones de vida de los alumnos en sus familias y en sus barrios. Esta es, sin duda, la vía más rápida para disminuir las brechas socioeconómicas en educación y es lo que hicieron, con éxito, Holanda y Suecia en los años ’80 (5).
(1) OECD (Organization for Economic Cooperation and Development), 2007. PISA 2006 Initial Report. OECD, Paris. Ver Capítulo 4, disponible en www.pisa.oecd.org.
(2) Hart and Risley, 1995. Meaningful Differences in the Experiencies of Young American Children. Brooks Publishing Company, Baltimore.
Halle et al. Disparities in Early Learning and Development: Lessons from the Early Childhood Longitudinal Study – Birth Cohort (ECLS-B). Child Trends, Washington DC.
(3) Entwisle, Alexander and Olson 1997. Children, Schools and Inequality. Westview Press, Boulder.
Downey, Von Hippel and Broh 2004. “Are Schools the Great Equalizer? Cognitive Inequality during the Summer Months and the School Year” American Sociological Review 65(5): 613-635.
(4) LeTendre, Hofer and Shimizu 2003. “What is Tracking? Cultural Expectations in United States, Germany and Japan.” American Educational Research Journal 40(1): 43-89.
(5) Shavit and Blossfeld 1993. Persistent inequality: Changing educational attainment in thirteen countries. Westview Press, Boulder.
(2) Hart and Risley, 1995. Meaningful Differences in the Experiencies of Young American Children. Brooks Publishing Company, Baltimore.
Halle et al. Disparities in Early Learning and Development: Lessons from the Early Childhood Longitudinal Study – Birth Cohort (ECLS-B). Child Trends, Washington DC.
(3) Entwisle, Alexander and Olson 1997. Children, Schools and Inequality. Westview Press, Boulder.
Downey, Von Hippel and Broh 2004. “Are Schools the Great Equalizer? Cognitive Inequality during the Summer Months and the School Year” American Sociological Review 65(5): 613-635.
(4) LeTendre, Hofer and Shimizu 2003. “What is Tracking? Cultural Expectations in United States, Germany and Japan.” American Educational Research Journal 40(1): 43-89.
(5) Shavit and Blossfeld 1993. Persistent inequality: Changing educational attainment in thirteen countries. Westview Press, Boulder.
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