30 de junio de 2010

Doble terremoto en Chile: conclusiones del debate

El primero de junio 2010, Otra Distancia organizó el primer debate de una serie de discusiones que tendrán como hilo conductor la elaboración colectiva de una visión constructiva y crítica de Chile en su bicentenario. En este sentido, creemos que las excelentes exposiciones de Mauricio Onetto y de Daniel Grimaldi fueron un aporte indispensable para entender lo que está ocurriendo después de la catástrofe del 27 de Febrero. (Más información en las columnas Debate terremoto y recomposición política en Chile y Después del terremoto: síntesis de prensa )

En una tarde lluviosa nos reunimos en el Bistrot Saint Antoine, cerca de Bastille, con más de veinte participantes que eran mayoritariamente jóvenes chilenos estudiando o trabajando en París. Contamos además con la presencia de Sebastian Schneider, de la embajada  chilena en Francia y con la participación especial de Carlos Ominami, ex-ministro y ex-senador.

Carlos Ominami: la Concertación perdió su capacidad transformadora, hace falta un nuevo proyecto para revincularse con las bases.

Sumado al debate pocos días antes, nos pareció que su intervención sería una excelente ocasión de tener un testimonio directo de lo que ha ocurrido en Chile en los últimos meses, no sólo por sus méritos personales sino porque además es un actor importante de la recomposición política que está sufriendo la izquierda. Esperábamos que la posibilidad de discutir libremente con él nos diera la ocasión de entablar un debate franco y directo, lo que se cumplió sólo parcialmente. Evidentemente ocupado en difundir su visión de un “nuevo progresismo” y de afirmar la alternativa generada a partir de la candidatura de MEO en el cambiante panorama actual de la izquierda, su discurso se mantuvo en los cánones políticos habituales donde cada pregunta espinosa es hábilmente auto-reformulada para hacer pasar un “mensaje”. Creemos que esto fue perder la ocasión de hablar en otro tono con un público informado, crítico y escéptico ante este estilo de comunicación. 

En todo caso, valoramos la disposición de Carlos Ominami para sumarse al debate, su sencillez y cercanía de trato con todos nosotros. Su testimonio no sólo nos ayudó entender mejor lo recientemente ocurrido, sino que además enriqueció nuestra perspectiva de la evolución política a lo largo de cuatro gobiernos de la Concertación. Comenzó diciendo que Chile ha sufrido dos terremotos: uno político el 17 de enero y otro geológico del 27 de febrero. Respecto al segundo, un hecho preocupante fue el enorme contraste entre la capacidad teórica de reacción del país y la total falta de prevención sumada a la desorganización de la ayuda inmediata. Desde 2007 se sabía que la probabilidad de un sismo de más de ocho grados en la zona era altísima y aún así la fragilidad demostrada por las instituciones involucradas fue vergonzosa. Altamente dependientes de una red celular colapsada, incapaces de coordinar la información internamente y con el servicio geológico de EE.UU., perdieron el control del país durante las primeras 48 horas. Esto tuvo las conocidas gravísimas consecuencias para la población y fue un duro golpe para la imagen internacional de un país que se enorgullece de su entrada a la OCDE.

Respecto a la historia política reciente, el ex-senador respondió a la hipótesis que la Concertación perdió porque gobernó durante veinte años conservando el modelo económico neoliberal impuesto por la dictadura. Afirmó que en la época en que asumió como ministro de Aylwin, una barrera importante era la incertidumbre acerca de lo que se podía hacer o no. Cabe recordar que Pinochet fue jefe de las fuerzas armadas y luego senador vitalicio hasta su arresto en Inglaterra en 1998, esto hacía temer una intervención si las medidas adoptadas eran demasiado radicales. Destacó también la ampliación del pilar solidario realizada por el gobierno de Bachelet y pidió “no meter a todos los gobiernos de la Concertación en un mismo saco”, en una alusión implícita a los de Frei y de Lagos.

Finalmente abordó el tema de la crisis actual de la Concertación, que habría perdido la capacidad de ser una fuerza transformadora de la sociedad chilena y además entró en conflicto con todos los sectores sociales que la llevaron al poder. Para él, el tema ahora es reconstituir ese vínculo perdido, para lo que se necesitaría generar un nuevo proyecto. Pronosticando una recomposición radical de la izquierda chilena, propone un nuevo progresismo capaz de romper con el neoliberalismo y de realizar una reforma constitucional de fondo.

Mauricio Onetto: no hay un antes y después del terremoto, desde su origen el estado chileno se ha forjado en el desastre.

Aunque interrumpida por la partida y un nuevo breve “mensaje” de nuestro invitado especial, la presentación de Mauricio Onetto, historiador y candidato a doctor en la EHESS, nos expuso un interesante análisis acerca de cómo un monopolio del poder, los terremotos y otras catástrofes han forjado nuestra sociedad. Los Terremotos son una constante de la historia chilena y no serían un problema de orden político sino espacial.

Un punto común central de la historia de los chilenos es la relación de amor y odio con el territorio, por lo que la reacción a la catástrofe no marca un antes y un después. El analizarlo desde esta perspectiva nos aleja del espíritu crítico, cuando en realidad el terremoto sería una excusa para sacar los temas tabú, como las desigualdades y la precariedad eterna de nuestra sociedad.  No es cierto que los terremotos sean un “imprevisto de la naturaleza”, eso sólo refleja la falta de memoria colectiva de Chile. Es insólita nuestra incapacidad no sólo de reaccionar ante ellos sino la casi total ausencia de información acerca de su historia, partiendo porque el servicio nacional de sismología no lleva un registro. Otro gran problema es la gestión de los programas de emergencia, planteada como un sistema de expertos concentrados en la prevención, lo que la aleja del contexto de las relaciones sociales. La capacidad de reacción debería descentralizarse y apoyarse en instituciones locales y en los vecinos, lo que mejoraría su capacidad de enfrentar las emergencias que llegarán tarde o temprano.

El estado de Chile forja su orden a partir de los desastres, desde la guerra de conquista hasta las catástrofes naturales. Además, nuestra sociedad ha sido gobernada desde sus inicios por una clase política emparentada, que coincide con la clase económicamente fuerte y que aunque adopta posturas políticas de derecha o de izquierda, en el fondo es una misma elite. Entonces, no tiene sentido plantearse la reciente derrota de la izquierda como una ruptura. La mantención de las políticas económicas es un ejemplo más de esta continuidad histórica.

Daniel Grimaldi: la cara oculta de la reconstrucción.

Desde una perspectiva y una temporalidad diferentes, Daniel Grimaldi, cientista político y candidato a doctor en la EHESS, analizó el proceso actual en Chile, mostrando cómo la reconstrucción estaría siendo aprovechada para atenuar cualquier rechazo a un cambio radical que se está aplicando en la conducción del país. En aparente contradicción con la hipótesis de Mauricio, Daniel afirma que el terremoto del 27 de febrero es un punto de quiebre importante, sobre todo en el plano simbólico.

Haciendo un breve recuento de la situación de Chile a fines del 2009, Daniel mencionó una catástrofe económica reciente de la que poco o nada se ha hablado: la pérdida del 60% de las ganancias acumuladas desde el inicio de los fondos de pensiones debido a la crisis financiera que comenzó en 2007. Esto equivale a 30 mil millones de dólares (U$MM), cifra similar a la evaluación de los daños del terremoto de febrero, que no se descuentan de los beneficios de los operadores sino de las jubilaciones que recibirán los cotizantes. Destacó además que la Concertación terminaba su cuarto gobierno dejando una situación económicamente sólida pero donde el 10% más rico gana 30 veces más que el 10% más pobre, lo que nos sitúa  a la par de países africanos en cuanto a desigualdades. Parece probable que este nivel de desigualdades promueva la violencia urbana que se desató durante los saqueos, aunque esta ha sido recientemente observada también después de catástrofes naturales en Italia, en Francia y particularmente en Nueva Orleans, donde incluso hubo crímenes y violencia racistas.

Lo grave es que las medidas adoptadas para la reconstrucción podrían agravar las desigualdades sociales en Chile. Primero, la ley de refinanciamiento estaría pasando un “gol de media cancha”. So pretexto de recaudar fondos rápidamente, no sólo proponía la venta de activos “prescindibles” del estado, sino que en realidad se está haciendo es otorgar beneficios tributarios a largo plazo a grandes empresas y mineras. Y los montos involucrados son del orden de 3 U$MM, apenas un décimo de los costos estimados. Segundo, han habido conflictos de interés como la asignación sin licitación - y por lo tanto ilegal - del aprovisionamiento público de materiales de construcción por 8 U$MM a tres grandes distribuidoras, que hacen dudar de la buena fe del “progresismo” de Piñera. Tercero, las soluciones han sido impuestas de forma vertical, con escasa participación y opinión locales.

Todo esto apunta a que la reciente catástrofe podría estar siendo aprovechada para favorecer los intereses económicos dominantes en desmedro del fortalecimiento de la democracia participativa. Esta conclusión no es lejana a la “teoría del shock” de Naomi Klein, quien afirma que los grandes desastres sociales o naturales han sido instrumentalizados para imponer un modelo económico ultra-liberal aprovechando condiciones críticas que impiden la reacción de la ciudadanía.

Debate: ¿Qué pasó con la participación ciudadana? ¿Antes y después de una misma estrategia de poder?

Concluimos con un debate colectivo, donde se profundizó en los temas tratados y se emitieron bien fundadas opiniones que esperamos desarrollar en nuestras próximas reuniones. Por motivos de síntesis - en esta columna ya bastante larga - sólo retendremos dos perspectivas que nos parecen centrales.

La escasa organización de la sociedad civil en Chile, limitada por una falta de institucionalidad y por el bajo nivel general de la educación, pareció florecer en los primeros días tras el terremoto para luego diluirse en la acción de autoridades centrales y locales. Se recordó que durante la dictadura, pese al ambiente fuertemente disuasivo, la acción de las ONGs era mucho más intensa y que la opinión pública tenía mucho más capacidad crítica. ¿Qué factores promueven y limitan la participación ciudadana?

La aparente contradicción de la hipótesis que no hay un antes y después del terremoto, con la de que la reconstrucción está siendo aprovechada para dar un quiebre radical en la conducción del país, convergen en un aspecto: el de una elite económica, políticamente heterogénea, que aprovecha las catástrofes recurrentes para dar golpes de timón que fortalecen su posición en un contexto de fuertes desigualdades. ¿Y si la pasividad de la oposición ante los abusos que se están cometiendo fuera una aceptación tácita de este orden?

Como en toda buena discusión, terminamos con más preguntas que respuestas. Desde ya te invitamos al próximo debate, en preparación.

À suivre.

Equipo Otra Distancia

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1 comentario:

  1. Que buena iniciativa, espero estar en Paris para la proxima.

    Ojala publiquen algo mas detallado con los argumentos de Onetto y Grimaldi, me parece que hay mucho mas que decir sobre eso y es necesario para ver lo que esta pasando en Chile de una forma menos ingenua.

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